lunes, 20 de agosto de 2012

“LOS NIÑOS TIRANOS: Cuando mandan ellos en el hogar”




La educación de nuestros hijos es una de las responsabilidades más importantes que existen en la vida del ser humano.

Es muy importante proteger y cuidar a los hijos, pero no hay que confundir esto con darles todo lo que desean, encubrir sus malas acciones dejándolas pasar por alto, justificar sus comportamientos o no limitar su conducta, ya que todos estos aspectos están generando un nivel cada vez más bajo de lo que en psicología se conoce como “ baja tolerancia a la frustración”, provocando que el niño no sepa tolerar la negativa o no aprenda a que las cosas a veces no salen como uno desea.
Los niños tiranos, se caracterizan por un patrón de conducta egocéntrica, están acostumbrados a conseguir todo aquello que desean de manera inmediata y creen que no conseguir sus objetivos es motivo suficiente para actuar de manera poco adecuada como: rabietas, burlas, acciones con ira, pegar, patalear, malas contestaciones, insultos, etc.
Características:
  • Tienen un sentido exagerado de lo que les corresponde y esperan que los que están a su alrededor les atiendan.
  • Tienen una baja tolerancia a la incomodidad, especialmente a la causada por la frustración, el desengaño, el aburrimiento, la demora o la negación de lo que han pedido; normalmente la expresan con rabietas, ataques de ira, insultos y/o violencia.
  • Desarrollan escasos recursos para resolver problemas o afrontar experiencias negativas.
  • Están muy centrados en sí mismos y creen que son el centro del mundo.
  • Buscan las justificaciones de sus conductas en el exterior y culpan a los demás de lo que hacen, al tiempo que esperan que sean otros los que les solucionen los problemas.
  • No pueden, o no quieren, ver el modo en que sus conductas afectan a los demás y frecuentemente carecen de empatía.
  • Piden, piden y piden. Una vez conseguido, muestran su insatisfacción y vuelven a querer más cosas.
  • Les cuesta sentir culpa o remordimiento por sus actos.
  • Discuten las normas y/o los castigos. Tachan a los padres de injustos, malos, etc. Si hacen eso debe ser porque les trae alguna compensación (ante el sentimiento de culpa, los padres ceden y otorgan más privilegios).
  • Exigen atención, no sólo de sus padres, sino de todo el mundo. Y cuanta más se les da, más reclaman.
  • Les cuesta adaptarse a las demandas de las situaciones extra familiares, especialmente en la escuela, porque no responden bien a las estructuras sociales establecidas ni a las figuras de autoridad.
  • Se siente permanentemente tristes, enfadados, ansiosos y/o emocionalmente frágiles, y frecuentemente tienen una baja autoestima.
  • Cumplen los criterios de algún trastorno conductual o mental grave, aunque no se encuentren alteraciones biológicas, fisiológicas, del desarrollo o genéticas ni ningún otro motivo observable o evaluable que explique las dificultades que presentan.


Una de las emociones que predomina en un niño tirano es la ira, una emoción muy necesaria que han de descubrir los niños, sin embargo, los problemas surgen cuando utilizan la agresividad o la violencia para conseguir lo que quieren. Es habitual que los hijos tengan rabietas a los 2-3 años de edad, pero los padres les pegan y les castigan, sin antes preguntarles porque se sienten de ese modo y enseñarles a expresarlo de otro modo, sin recurrir a las rabietas. Lo que en realidad está aprendiendo vuestro hijo respecto a la ira, es que cuando nosotros nos enfadamos manifestamos los mimos comportamientos que intentamos eliminar en él.


¿QUE DEBEMOS HACER LOS PADRES?
  1. MANTENER EL CONTROL: es importante que ante la ira de nuestros hijos, mantengamos el control. El dicho “ haz lo que yo diga y no lo que yo haga” no funciona con los niños. Los padres somos modelos para ellos, no podemos pedir que no griten si estamos gritándoles a ellos.
  2. OBSERVAR A VUESTRO HIJO, INVESTIGAR Y REFLEXIONAR SOBRE SU COMPORTAMIENTO, PARA SABER QUE LE ESTÁ PASANDO: para ello hay que escucharlos activamente, sin emitir juicios propios, valorar la emoción del niños/a y identificar porque se siente de ese modo.
  3. REFLEXIONAR CON ÉL SOBRE EL MOTIVO DE SU ENFADO: en el momento en que el niño establece una relación directa entre motivos y conductas, comienza a analizar las situaciones de una forma más eficaz y aprende a resolver de manera adaptativa la situación.
  4. ENSEÑARLES LAS CONDUCTAS ADECUADAS QUE LES PERMITIRÁN PREVENIR, CANALIZAR Y NO UTILIZAR LA VIOLENCIA FÍSICA NI VERBAL: si vemos que nuestro hijo cuando quiere algo pega, debemos enseñarles otro comportamiento.
  5. INISISTIR EN QUE UTILIZE EN LENGUAJE: Es fundamental que los niños expresen con palabras la ira. Un niño que dice “ estoy enfadado” es un niño que ha aprendido a detectar su emoción, que es el primer paso para expresarla adecuadamente.
  6. MEDIR LA INDFORMACIÓN QUE DAMOS AL NIÑO SOBRE SU COMPORTAMIENTO: es muy frecuente utilizar etiquetas o calificaciones globales como por ejemplo: “ eres malo”, “ si sigues así acabarás muy mal”, “ eres insoportable, no te aguanto”.... todos estos mensajes se refieren a un estado permanente del niño: ERES...... y sin duda atacan a la autoestima y imagen del niño. Debemos usar frases como: “ el hecho que hayas roto el camión de tu hermano le ha puesto muy triste y significa que no podréis jugar más con él” que de algún modo fomentan la empatia en nuestro hijo.
  7. SER JUSTOS CON ELLOS: en muchas ocasiones, debido a las tensiones y nuestro día a día, se nos puede escapar una cachetada. Si después somos capaces de reconocer que lo hemos hecho mal y pedimos disculpas a nuestros hijos por haber perdido el control, reconociendo que esa no es la mejor manera de expresar nuestra ira, nos convertimos en modelos y enseñamos a nuestros hijos que reconocer el error no nos hace peores y que es algo que uno debe hacer cuando se equivoca.

    Psicoespai
    www.psicoespai.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario