viernes, 2 de diciembre de 2011

BENEFICIOS DE APLICAR LÍMITES EN LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS

En muchas ocasiones, a los padres les cuesta poner límites a sus hijos porque creen que esto les hace autoritarios, malos padres o, incluso, que restan libertad al correcto desarrollo de sus pequeños. Pero esta idea no es muy adecuada, ya que los límites hacen que el niño se sienta controlado, cuidado y, sobretodo, seguro. Todos los niños necesitan límites.

El objetivo de establecer límites es educarlos llevando a cabo una disciplina eficaz para hacer de ellos personas felices, autónomas y respetuosas; y para ello se deben marcar unas reglas o normas en casa con el objetivo de cumplirlas de manera coherente y con firmeza.

Consejos básicos y efectivos para aplicar límites a nuestros hijos y conseguir que se cumplan:
  • Firmeza: es conveniente emplear un tono de voz seguro, firme y sin gritos. Esta firmeza es importante que se aplique tanto en el momento de dar la orden como en el cumplimiento de la misma.
  • Ofrécele opciones: debemos dar la oportunidad a nuestros hijos que ellos elijan como cumplir nuestras órdenes. Por ejemplo: "¿quieres elegir tú la camiseta o lo hago yo?", en lugar de "¡vístete!". Es una forma fácil y efectiva de que hagan lo que realmente queremos.
  • Acentúa lo positivo: proporcionar refuerzos positivos sobre las conductas que nos agradan de nuestros hijos incrementa la probabilidad de que la repitan.
  • Objetividad: debemos usar frases claras y precisas. Por ejemplo: "debes darme la mano al cruzar", en lugar de "¡pórtate bien!".
  • Explícale el por qué: cuando los niños entienden el motivo de lo que les ordenamos se sienten más animados y predispuestos a obedecernos.
  • Desaprueba la conducta, no al niño: debemos dejar muy claro a nuestros hijos que tu desaprobación es por su comportamiento y no va dirigida directamente a ellos. Evitaremos, entonces frases como "eres malo", "eres un desastre", etc.
  • Sugiérele una alternativa: al aplicar límites de comportamiento, siempre es más efectivo ofrecer una alternativa aceptable. Por ejemplo: "no puedes comer el caramelo antes de la cena, pero sí después".
  • Controla tus emociones: varios estudios señalan que cuando los padres están enfadados castigan a sus hijos de forma más severa y tienden a ser -tanto verbalmente como físicamente- más duros e inflexibles. Es conveniente calmarse y contar hasta 10 antes de reaccionar.
Por último, mencionar que cuanto más expertos nos hacemos en fijar límites a nuestros pequeños, mayor es su aceptación y colaboración. También disminuye la necesidad de emplear consecuencias negativas para que se cumplan.


Montse Gómez
Psicóloga en PSICOESPAI

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