¿A que nos referimos cuando hablamos de
dependencia?, estamos acostumbrados a hablar de este termino cuando nos
referimos a una persona que esta incapacitada de alguna forma, y que por lo
tanto, depende de otra para poder realizar las tareas de su vida cotidiana.
También hablamos de dependencia cuando hablamos de personas consumidoras de
algún tipo de substancia adictiva. Pero existe otra vertiente más desconocida,
que también podemos definir como dependencia, la afectiva, el Mal d’Amore.
¿Qué es la dependencia afectiva?
Hablamos de Dependencia Afectiva cuando existe una
adicción a la relación de pareja. Cuando necesitamos ser amados por nuestra
pareja de forma incondicional, tenemos miedo a perderla, miedo a no ser
queridos, etc., en definitiva, dejamos de ser nosotros mismos. Este tipo de
adicción a otra persona, hace que sea muy difícil identificarla, puede
confundirse fácilmente con el “amor”, o el “enamoramiento”.
Entonces, ¿Qué tiene de malo?
La dificultad, cuando nos encontramos ante un
dependiente afectivo, radica en que habitualmente se suele usar ésta para
enmascarar otro tipo de problemática, de forma inconsciente, como por ejemplo:
-
Baja autoestima
-
Intolerancia a la soledad
-
Miedo al abandono, a la separación
-
Dificultad para decir NO, poca asertividad
-
Vida social limitada
-
Sentimientos de miedo, rabia, ira, culpa, etc.
En el mundo
de la psicología consideramos que la adicción/ dependencia afectiva es
totalmente tóxica cuando existe una incapacidad de renunciar a la pareja cuando
debe hacerse.
¿Cuando debe hacerse?
-
Cuando ya no te quieren
-
Cuando la autorrealización
se ve anulada/ bloqueada
-
Cuando tus propios
principios se ven afectados.
¿Cómo lo reconozco?
Los dependientes afectivos se dedican
completamente al otro, buscando exclusivamente su bienestar, sin considerar el
propio, dejando poco a poco de existir como personas individuales. Con
frecuencia no pueden hacer nada solos, realizando todo tipo de actividades que
gusten al otro, y dejando sus preferencias a un lado, negando sus propios
deseos, para no separarse de la pareja. S
¿Qué consecuencias tiene?
Este tipo de relación es siempre dañina, se trata
de amores obsesivos que con frecuencia pueden asfixiar a la pareja. La persona
dependiente al inicio de la relación se caracteriza por la búsqueda del placer
en la pareja, se sacrifica de manera voluntaria con la intención de generar un
bienestar en el otro al mismo tiempo que renuncia a sus propios intereses. A lo
largo de la relación este “sacrificio” se convierte en una desigualdad en la
pareja, ya que el dependiente emocional ha invertido tanto esfuerzo en la otra
persona que percibe erróneamente que la otra persona le quiere menos. Por otro
lado, la otra pareja puede sentirse agobiada, sin aire para poder hacer cosas
de forma individual, en el mejor de los casos, en el peor, podemos topar con
una pareja dominante que se aproveche de esta situación, y acabe humillando y
maltratando a la persona dependiente.
Los dependientes son personas muy sacrificadas y
que invierten un gran tiempo y esfuerzo en complacer a sus parejas y gente
cercana. A menudo consideran que su felicidad depende de otra persona y actúan
bajo los efectos del miedo pensando que
van a ser abandonadas.
Quien sufre Dependencia Afectiva no logra vivir y
disfrutar del amor de forma completa, el amor en estos casos asfixia a la
persona amada y elimina lentamente lo más valioso del ser humano, la
originalidad de ser uno mismo.
Siempre se ha creído que en la pareja ha de haber
una unión capaz de convertir dos personas en una sola, nosotros creemos que lo
más valioso en la pareja es la independencia de cada uno de sus miembros. En
pareja igual que en matemáticas uno más uno suman dos.
Paqui Martín
Psicóloga PsicoEspai
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