El artículo de hoy hace referencia a uno de los aspectos que más consume la energía de lo padres/as: Cuando nuestros hijos hablan mal... y lo cierto es , que muchos chicos/as, en la actualidad contestan mal a sus padres ante las llamadas
de atención o requerimientos que éstos le hacen: “no quiero”,
“no me da la gana”, “eres tonto”, y algunas más subidas
de tono e incluso amenazantes...Cada vez es más habitual, encontrarnos a jóvenes utilizando un vocabulario vulgar y rozando continuamente a la falta de respeto..
CÓMO APARECEN LAS MALAS ESPUESTAS...
Este comportamiento
cada vez comienza antes, dado a los avances en todos los sentidos, en la actualidad ya podemos encontrar niños de 3
o 4 años que utilizan malas palabras o se dirigen a los demás de forma poco adecuada. Aunque a los padres les empieza a preocupar
a partir de la pre-adolescencia, ya que a veces se lo cogen erróneamente en un tono de broma.
Es un
comportamiento que se va consolidando y reforzando por varios
motivos. En muchos casos es aprendido por imitación.
Generalmente el niño lo aprende porque sus padres lo utilizan entre
ellos, porque lo ven en hermanos mayores y alguna vez, les influye
el ejemplo de otros niños o los modelos que aparecen en televisión. Es importante primeramente mirar como se habla en el entorno familiar y en el caso que no sea el más adecuado, ya que nos molesta en nuestros hijos/as, deberíamos intentar ponerle remedio.
El comportamiento se vuelve un problema
cuando realmente le resulta efectivo. Es decir, obtiene unos beneficios... Por ejemplo, con esta conducta consigue llamar
la atención de sus padres. O bien, ser el centro de atención en su grupo de amigos. Conseguir cierto " prestigio" en el aula, etc..En un principio y dependiendo de la edad, hasta puede
parecer gracioso que un niño responda así... Sin embrago, a la larga puede convertir-se en un verdadero quebradero de cabeza para los padres y educadores.
Otro de los motivos porque le resulta efectivo, es porque consigue salirse con la suya. Consiguen el control de la situación y poco a poco, terminan haciendo únicamente lo que les apetece.
Es un tema complejo y
largo de abordar en este espacio, ya que cada niño/a requiere de unas pautas de comportamiento distintas, ya que no solo él/ella, sino el entorno familiar es único. Sin embargo, intentaremos sugerir unas pautas orientativas:
* CORTAR LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES
las
malas contestaciones comienzan muy pronto. Es el momento de prevenirlas y eliminarlas.
No “le ría la gracia”, al contrario, de manera
contundente y seria hágale saber a su hijo o hija que no
puede responder así. Si es necesario adopte algún tipo de medida
como retirar algún privilegio por comportarse de esa manera. Cuanto
antes lo corte, mejor.
* DAR BUEN EJEMPLO
Los niños aprenden
por imitación. Por tanto, dé buen ejemplo cuando se relacione con
los demás miembros de la familia y especialmente con el niño: si
usted no le da malas contestaciones… probablemente él tampoco.
Debe corregirle, regañalarle o llamarle la atención, incluso de
manera contundente, pero se puede hacer sin malas formas. Por otro
lado, enséñele cómo debería contestar o
reaccionar adecuadamente en las situaciones en las que da malas
contestaciones
* EVITAR QUE SE SALGA CON LA SUYA
Procure evitar
que las malas contestaciones sean una forma de salirse con la
suya. Enséñele que cuando las utiliza, pierde la razón
y no consigue lo que quiere
* RESTARLE ATENCIÓN
Después de haberle
dejado claro que no es una forma aceptable de actuar, intente no
prestarle especial atención. Simplemente actúe: por
ejemplo con frases del tipo “ya sabes que cuando respondes mal
pierdes la razón y no te atiendo” o similares. Por el
contrario, cuando le hable correctamente o exprese sus quejas de
manera adecuada, hágaselo saber y refuércelo.
* TOME MEDIDAS
Si las malas
contestaciones son un comportamiento habitual y arraigado adopte otro
tipo de medidas. En primer lugar, hacerle saber que no van a
consentir esa forma de actuar. En segundo lugar, adopte algún
tipo de penalización por responder así, adecuada a su
edad, como por ejemplo, la retirada de privilegios.
Es cierto, que no cada niño/a es igual y hay menores que son muy perseverantes... cunando el mal comportamiento se hace presente a menudo y ya no tienes fuerzas para solucionarlo o bien te sientas desbordado, quizás sea un buen momento de buscar ayuda profesional. Ser padres/es és un APRENDIZAJE y no tenemos porque saberlo todo, por ello, ante las dudas, asesórate.
Psicoespai
Centro de Atención Psicológica
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