jueves, 14 de febrero de 2013

Bye, bye a la Negatividad


Vivimos tiempos muy difíciles y complicados, la crisis económica, la situación general, nos empuja cada más hacia una negatividad intolerante.

La negatividad, como el miedo o la ansiedad, es una de las emociones más peligrosas con la nos podemos encontrar. Ésta, nos limita, no nos deja avanzar, no nos deja ver con claridad o ser objetivos, nos empuja a retroceder, a ir hacia atrás.

El miedo y la ansiedad son emociones que nos han ayudado mucho durante nuestra evolución, gracias a ellas hemos podido detectar el peligro y prepararnos para él, aunque debemos ir con cuidado a veces vemos un tigre donde hay un gatito, es importante intentar controlarlas. Pero la negatividad no realiza este tipo de función, al contrario es fruto de unos pensamientos insanos que nos arrastran y nos limitan. Mucha veces, es fruto de  pensamientos poco realistas que nos hacen imaginar / pensar en todo lo malo que nos podría pasar, omitiendo aquellos pensamientos positivos que son los verdaderos motores de nuestro día a día.

“HAY UNA FUERZA MOTRIZ MÁS PODEROSA QUE LA ELECTRICIDAD, EL VAPOR Y LA ENERGIA ATÓMICA: LA VOLUNTAD HUMANA”.
Albert Einstein


¿Qué ocurre cuando lo vemos todo con unas gafas negativas?

Piensa en cómo te sientes cuando lo ves todo negativo. Observarás sentimientos como la  tristeza, la apatía, la ansiedad, la desesperación... en resumidas cuentas, la  Infelicidad.

Es normal que ante un revés, nos sintamos mal durante algún tiempo, pero nuestra propia condición humana nos hace seres adaptables y después de un pequeño período de “duelo” habitualmente aceptamos lo ocurrido y nos adaptamos a nuestra nueva vida. La negatividad forma parte de la no aceptación de la situación, o bien de la saturación ante una cadena de situaciones difíciles. Actualmente nos encontramos más con este segundo caso: los recortes, la falta de recursos, el paro, la corrupción, la injusticia... nos bloquean, nos llenan de emociones desagradables, conduciéndonos a una negatividad general, contagiosa, y no siempre justificada.

  “Todo esto es cierto y real, pero ¿justifica que todo lo veamos mal?”
  

Mi negatividad

Piensa en las cosas que te conducen a esta negatividad, a veces nuestros pensamientos son nuestros peores enemigos. Lo que nos hace sufrir es la valoración que hacemos de todos los acontecimientos de nuestra vida. Alguien dijo “Sufrimos mucho por lo que nos falta y gozamos poco por lo que tenemos”.


Hazte las siguientes preguntas:

¿Qué te falta?

¿Qué tienes?

Reflexiona, ¿Que te quita la Felicidad?

Realmente ¿No puedes ser feliz?


*Después de estas breves reflexiones, la pregunta es:


¿Pero cómo lo hago?

Quizá sea más sano aprender a disfrutar de lo que ya tienes, aunque sea poco, para poder ser una persona positiva.

La vida está llena de obstáculos, algunos muy elevados, pero incluso de éstos puedes aprender, aceptándolos, buscando soluciones, aprendiendo a conocerte a ti mismo y metiendo-los en la mochila que te acompaña día a día en tu paseo por la vida.

El positivismo está relacionado con la fe y la confianza en ti mismo/a.  No hay “medicamentos mágicos” que te acorten el camino hasta lograr establecer en tu vida el lado positivo de las cosas, sin embargo ayuda mucho el intentar dejar a un lado los pensamientos negativos, aislar los sentimientos de fracaso. Para ello es imprescindible que inicies un proceso de descubrimiento de ti mismo, dedica un tiempo al día a escuchar tus propios pensamientos y seguramente te darás cuenta que predominan más los negativos que los  positivos... este es el momento de cambiar! Has de aprender a substituir los pensamientos insanos por otros más adaptativos.

No es un proceso lento y no todas las personas pueden hacerlos sin ayuda externa, por eso te proponemos que primero lo intentes verdaderamente y si consideras que por ti mismo te resulta complicado, no te preocupes ni te avergüences, acéptalo y solicita ayuda.


Como diría Paulo Coelho: “Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio”


Francisca Martín y Isabel Verdejo
Psicólogas de PsicoEspai

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